Día del Ayuno Voluntario de Manos Unidas, una oportunidad para acercarnos a los empobrecidos
Hoy, viernes, 9 de febrero, celebramos el día del Ayuno Voluntario de Manos Unidas. Se trata de una oportunidad para solidarizarnos con los que pasan hambre, para sentirnos cerca de aquellos empobrecidos que más sufren las consecuencias de este mundo tan desigual; se trata, por tanto, de sentir voluntariamente lo que para muchos es obligación.
Desde Manos Unidas se invita a prescindir durante este día de un aperitivo, un capricho o una cena con amigos y donar el importe a la oenegé católica y su lucha contra el hambre.
La Hora del hambre
Junto a las ‘Cenas del Hambre’, que en nuestra Parroquia San José y Santa María tuvo lugar el pasado 2 de febrero tras la presentación de la Campaña de Manos Unidas a cargo de Paloma de la Fuente, también se invita a vivir una ‘Hora del hambre’. Esta consiste en dedicar 60 minutos de nuestro día a orar y reflexionar sobre el drama que significa la hambruna y desigualdad para millones de personas. Se trata, además, de un tiempo de reflexión profunda que nos llama a una conversión y a vivir con mayor sencillez y generosidad, que puede realizarse a solas, en familia o en comunidad.
Para comenzar, desde Manos Unidas invitan a crear ambiente sentándose en torno a una mesa con una vela encendida, un plato y un vaso vacíos u otros sugerentes. Ponerse en la presencia de Dios, iniciar con la señal de la cruz e invocar al Espíritu Santo.
También recomiendan leer algún texto sagrado o testimonios que facilitan en el guion descargable más abajo. Otra propuesta es “contemplar imágenes de personas en situación de vulnerabilidad que pongan delante de nuestra mirada esa realidad para llenar con su “clamor” nuestro silencio o ver el vídeo de la Campaña ‘El Efecto ser humano”. Este tiempo se puede acompañar de música que ayude a elevar la mirada a Dios y acercarse a los empobrecidos.
Exhortan, además a dar un paso más y realizar un compromiso: cambiar algún hábito que haga de este mundo un espacio más justo y sostenible; concienciar en tu ambiente de la realidad de la desigualdad; realizar un donativo; prestar tu tiempo haciendo un voluntariado con los más necesitados…
Finalmente, desde Manos Unidas proponen concluir esta Hora del hambre con una oración:
“Benditas las manos que se abren para acoger a los pobres y ayudarlos:
son manos que traen esperanza.
Benditas las manos que vencen las barreras de la cultura, la religión y la nacionalidad derramando el aceite del consuelo en las llagas de la humanidad.
Benditas las manos que se abren sin pedir nada a cambio, sin «peros» ni «condiciones»: son manos que hacen descender sobre los hermanos la bendición de Dios”.
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