16 jóvenes se confirman en nuestra Parroquia
- ParroquiaSjoseSmaria
- 13 jun
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El pasado domingo, 8 de junio, se confirmaron en nuestra Parroquia San José y Santa María 16 jóvenes. La celebración fue presidida por nuestro párroco, el padre Rafael Muñoz, CO, que además es vicario Vicario Episcopal de Sevilla II.
Concretamente se unieron dos grupos de catequesis de Confirmación: uno con 9 chicos y chicas, cuya catequista era Ángela, y otro de 6 jóvenes, acompañados por Cristina. Además, de una chica del grupo de Confirmación de adultos.
Aunque las edades de los confirmados eran distintas, “la maduración a nivel de fe así como los conocimientos acerca de nuestra doctrina y formación catequética estaban prácticamente al mismo nivel”, explica Cristina. “El interés que han mostrado durante estos dos años muestran que se trata de un grupo con ilusión y ganas de aprender, formarse y cercarse más a nuestro Señor Jesucristo. Las puertas de su corazón estaban abiertas de par en par y como una plantita que desea crecer, esperaban y cultivaban con ansias, paciencia y constancia las fuentes necesarias para emprender el camino de la fe cristiana”, añade.
Contenidos de la catequesis
Según apuntan las catequistas, los contenidos han sido muy variados, desde conocimientos de las Sagradas Escrituras, Jesucristo, la Santísima Trinidad, la Virgen María, los Sacramentos, cuestiones doctrinales, Credo, Santos… a cuestiones más profundas y trascendentales "como el pecado, el perdón, el sentido de la vida, la conversión, algunos elementos de la doctrina social de la Iglesia, y sobre todo cuestiones que a ellos les inquiete, tengan dudas o se interroguen".
Además, “cada día intentábamos reservar un tiempo para que ellos pudieran hablar libremente de cómo se iban sintiendo, de cuestiones que se les haya planteado durante las dos semanas o aquellas cosas que les motive a querer conocer en relación a nuestra fe. También durante este tiempo hemos procurado dar pautas para que puedan vivir la fe en su día a día: les enseñé oraciones, modo de rezar, aplicaciones que pueden utilizar para fomentar oraciones, el uso del rosario, cuaderno espiritual… etc.”, señala Cristina.
Estas dinámicas y el esfuerzo realizado por las catequistas promovía la participación de los jóvenes que ahora se han confirmado y les animaba a acercarse a la vida parroquial y de la Iglesia: “De hecho una de ellas -se alegra la catequista- se ha unido durante el curso al Oratorio Joven de la Parroquia y animó a todos a participar en él”.
“Ser catequista es una vocación”
Así lo cree y lo siente Cristina Cardador, una de las catequistas de Confirmación de nuestra Parroquia San José y Santa María desde hace varios años. Es “un regalo y don de Dios único y especial”. Para esta joven catequista, acompañar en los primeros pasos a los más jóvenes para el mayor encuentro de sus vidas, “te hace sentir afortunada y bendecida”. Y es que, “hoy más que nunca los jóvenes necesitan conocer que hay alguien que los ama incondicionalmente y que les ofrece un camino de felicidad y plenitud”, defiende.
En esta línea, añade reflexiona que “en un mundo donde todo se vende como auténtico y la verdad se presenta como una cuestión relativa, Cristo se revela como luz del mundo, camino de salvación y transformación a través de una llamada único que da respuesta a quienes somos. Para ello, Cristo cuenta con cada uno de nosotros, para que seamos instrumentos en sus manos, testigos y testimonios de fe y esperanza. Ser catequista por ende es un llamado a dar lo que hemos recibido, porque es dando como se recibe, y no hay mayor felicidad que compartir con otros el mensaje de esperanza de Cristo”.
Por tanto, ser catequista es para Cristina “como ser un jardinero llamado a ser sal de la tierra y sembrador de esperanza. El catequista se convierte en el medio y en el instrumento de trabajo por el que el Espíritu Santo cultiva y moldea la tierra para que pueda darse los frutos de vida del Reino de Dios. Cada uno de los catecúmenos es una plantita que va creciendo con amor, paciencia y cuidado, única y valiosa en sí misma, pieza fundamental del inmenso y hermoso jardín de Dios. Ser catequista -continúa- es misión y una propuesta de amor, entrega y escucha puesta en obras. Poder acompañarlos y observar cómo la semilla de la fe que se ha ido plantando desde su bautismo va germinando y creciendo es una gracia y una misión que acogemos como respuesta a nuestra fe para mayor Gloria de Dios”, concluye.
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