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Miércoles de Ceniza en San José y Santa María


Mañana, 14 de febrero, es Miércoles de Ceniza y con él damos inicio a la Cuaresma, un tiempo para la conversión. Por este motivo, la imposición de las cenizas en nuestra parroquia tendrá lugar en el siguiente horario:


-Eucaristía a las 09.30 h.

-Liturgia de la Palabra a las 17 h y 18.30 h, especialmente dirigida a los niños y jóvenes de catequesis.

-Eucaristía a las 19.30 h.



La Cuaresma es una nueva oportunidad para hacer un alto en el camino y reflexionar sobre nuestra vida: sobre la familia, el trabajo, el ambiente, especialmente sobre nuestra relación con Dios y con los demás. Como apuntaba nuestro Arzobispo, monseñor José Ángel Saiz Meneses, en una carta dominical el año pasado, la Cuaresma “es un tiempo de combate espiritual frente al mal presente en el mundo, en cada uno de nosotros y en torno a nosotros; un tiempo propicio para reavivar la vida de fe y para seguir adelante en el camino de conversión”.


En esta carta explicaba también que “convertirse significa poner a Dios en el centro de la vida, seguir a Jesús de manera que el Evangelio sea la guía concreta, no utilizar la religión en provecho propio; significa reconocer que somos creaturas, que Dios nos ha creado y nos mantiene en la existencia, y de Él dependemos. Esto significa que nuestros criterios de actuación se han de iluminar desde la Palabra de Dios”.


Sentido el Miércoles de Ceniza

Desde el año 384 d.C., la Cuaresma adquiere un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia acostumbra a imponer las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.


Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos de año anterior. El sentido de esto es recordar a los cristianos que lo que fue signo de gloria terrena, pronto se reduce a nada.


Además, la imposición de ceniza recuerda que algún día vamos a morir y que el cuerpo se va a convertir en polvo.  Es una forma de recordar que todo lo material que se tenga en la Tierra se acaba, en cambio, todo el bien que se tenga en el alma se llevará a la eternidad.


Oración, ayuno y limosna

Durante los próximos cuarenta días los cristianos somos llamados a llevar a cabo tres actos piadosos que nos ayudan a arrepentirnos de nuestros pecados, cambiar para ser mejores y vivir más cerca de Cristo. Estos son la oración, el ayuno y la limosna.


Como explica nuestro Arzobispo en este vídeo, “la oración me une más a Dios, hace que mi vida esté más centrada en Él, me aporta claridad para distinguir las cosas, para recomponer la escala de valores”, mientras que el ayuno “consiste en privarse de todo lo que, en realidad, no se necesita”. Esto puede convertirse en limosna, compartiendo “con otras personas que sí lo necesitan”.



 

 

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